Un huevo y un espermatozoide se juntan para hacer una persona que está en relación con sus dos padres, un par de personas que serán los cimientos de una familia. Las parejas sufren de una conmoción cuando deciden tener hijos, sobre todo por el cambio de vida que suponen, el miedo a la incertidumbre y la responsabilidad que implica, por ello y más requieren de adaptarse, de conocerse de maneras nuevas que los lleven a formar una estructura fuerte y sana para que los hijos se desarrollen y sean capaces de resolver problemas.