¿De qué manera queremos las mujeres estar acompañadas?
La mayoría de las mujeres se casan por el compañerismo y los hijos, aunque los hijos no son considerados simplemente como una bendición, pues suponen problemas económicos y emocionales con los que tenemos que lidiar.
Las encuestas indican que casi todas las mujeres se sienten menos satisfechas en lo que respecta al compañerismo con su esposo al cabo de unos años de matrimonio. Con la llegada de los hijos los hombres se sienten con necesidad de trabajar más y mejor, y muchas esposas empiezan a sentir la pérdida de intimidad conyugal. Cuando los hijos crecen, llegados a la adolescencia, digamos después de 20 años de casadas solo un 6% sigue muy satisfecha y el 21% está muy insatisfecha. Sin embargo, se ha encontrado que una vez que los hijos se independizan muchos de los problemas conyugales disminuyen.
Todo lo que sabemos ahora es que las mujeres buscan algo más que buen sexo; buscan cariño, respeto, amistad, intereses comunes, compañerismo. La pregunta es, ¿si no hay gratificación sexual, compañerismo, estabilidad emocional e hijos, para qué casarse?
El los años 60 existía la idea de que el empleo de la mujer debía ser inferior al del hombre y que debía someter sus necesidades profesionales a las del varón. Para los 70, ya en muchos hogares ambos miembros de la pareja trabajaban, sin embargo las mujeres seguían llevando la mayor carga de las responsabilidades domésticas y de los niños, situación que prevalece hasta hoy y que se convierte en uno de los grandes conflictos entre las parejas que trabajan. Paulatinamente los hombres se han ido haciendo más cargo de las tareas domésticas, y se ha visto que mientras más educación tiene el hombre más participa en el hogar, entre los intelectuales la ayuda mutua se da mucho más que en las parejas de clase media y baja donde los maridos siguen pensando que son las mujeres las responsables de las tareas domésticas.
Hay otra revolución social que se está llevando a cabo y que es mucho más lenta en México y es la participación de los hijos en las tareas domésticas.
Y actualmente se ve más a hombres que se encargan de lo doméstico y mujeres exitosas que trabajan porque son más productivas que los hombres. Lo que es notorio es que hay dos grupos que les ha costado trabajo cambiar su forma de pensar los asuntos de género: la clase alta y la clase baja que en su mayoría las mujeres son amas de casa. En cambio en la clase media ambos miembros de la pareja trabajan.
¿Por qué les gusta a las mujeres trabajar?
Porque no quieren ser económicamente dependientes de los maridos. Las mujeres seguirán siendo consideradas el segundo sexo al depender económicamente de los hombres. Algunas mujeres recuerdan a sus madres pidiéndoles dinero a sus maridos y teniendo poco que decir acerca de la economía familiar. Porque es cierto que cuantos más recursos económicos aporta un cónyuge al matrimonio, mayor es su poder de negociación en la pareja. Y es el poder que afecta la toma de decisiones que debe tomar cualquier pareja, desde la promoción de la carrera hasta la división del trabajo doméstico.
Otro supuesto es que la mujer trabaja porque no quiere estar atrapada a la casa, no quiere ser parte de un pequeño mundo. Mientras más educación tienen las mujeres más buscan expandir sus horizontes.
Además con el aumento en la longevidad de las mujeres, el periodo de la crianza de los hijos es muy corto. Si las mujeres se embarazan a los 30 y la vida dura hasta los 80, solo pasan una tercera parte de la vida siendo mamás. Incluso muchas dejan de trabajar mientras sus hijos son pequeños y luego retoman su trabajo.
En la actualidad hay matrimonios buenos con sexo mínimo o malo y malos matrimonios con un sexo excepcional, antes el amor hacía posible el sexo, pero hoy las jóvenes tienen sexo con varios hombres y luego se enamoran y luego deciden vivir juntos. Sin embargo, el sexo y el amor no son suficientes cimientos para una relación duradera, se requieren intereses comunes, valores y objetivos, respeto mutuo y el compromiso moral pueden ser tan valiosos como el sexo, el amor o el dinero para conservar una unión.
Y aunque hoy la mayoría de las parejas entran en igualdad de circunstancias profesionales y laborales al matrimonio, la vida de casados no es verdaderamente igualitaria. Se han hecho muchas encuestas, entrevistas y evaluaciones que indican que los maridos tienen una opinión más positiva del matrimonio que sus esposas. Los solteros tienen más problemas que los casados, mientras que las mujeres están mejor solteras que casadas. Y esto puede ser porque las mujeres tienen más estrés que los maridos por sus obligaciones laborales y familiares porque cuidan de sus hijos, de sus padres ancianos y hasta de parientes enfermos.
Cuando la pareja se divorcia la mujer pierde más en lo económico, por lo general ellas bajan de nivel de vida en un 27% mientras que los hombres lo aumentan en un 10% Y esto es porque las madres obtienen la custodia de los hijos, y la ayuda que reciben no es suficiente, además de que las mujeres ganan un 75% de lo que ganan los hombres, al tener la custodia de los hijos dificulta su desempeño profesional.
En los segundos matrimonios lo más probable es que el marido se case con alguien más joven que su anterior esposa, y la mujer con alguien de su edad o mayor. Desafortunadamente hay menos candidatos masculinos porque hay más mujeres mayores que hombres mayores, por eso las viudas se casan menos que los viudos. Otra diferencia entre hombres y mujeres es la capacidad de reproducción, una mujer de cincuenta pierde la posibilidad de quedar embarazada, mientras que los hombres siguen siendo fértiles casi toda su vida.
Las mujeres tienen otras ventajas. Viven en promedio, siete años más que los hombres. Además de poder llevar niños dentro de su cuerpo establecen una conexión única con sus hijos por el embarazo y la lactancia. Tienen más amigas y se relacionan mejor con los hombres que viceversa.
Algo que hemos aprendido en los últimos 30 años es que el matrimonio no es la única posibilidad en la vida, primero porque las mujeres ya no dependen económicamente de los hombres, y por lo tanto, ya no tienen que casarse para sobrevivir. Se ha visto que las mujeres empresarias se casan menos.
Hay una frase que dice “Cuanto más cobran las mujeres, menos ganas tienen de casarse” y lo que sucede es que más que el matrimonio, la maternidad se ha vuelto un problema para la mujer trabajadora dada la diferencia salarial entre madres y no madres. Mientras que la mujer soltera cobra por hora un 90% de lo que cobra un hombre una mujer con bebés cobra el 70%.
Estamos viviendo en una época en donde nunca ha habido más personas que viven solas, más parejas que viven juntas sin casarse, más parejas homosexuales que vivan juntas. Hay ciudades y países donde existen leyes para las parejas que viven juntas sin casarse con la finalidad de tener los mismos derechos. Asimismo cada vez hay más mujeres que no desean tener hijos. Por otra parte, hay más madres solteras ya que las mujeres de 40 años optan por tener un hijo sin casarse con el padre del bebé. Esto tiene sus consecuencias pues se ha visto que estos hijos van a crecer con más carencias económicas que aquellos que son criados por una familia de dos progenitores.
¿Qué espera una mujer cuando se casa? Por lo menos que esté en el 50% de los matrimonios que son para toda la vida, normalmente la gente se sigue casando para siempre en el 86% de los casos; ya no se espera que los hijos mantengan unida a la pareja pues se sabe que los hijos crean conflictos en el matrimonio, es probable que los matrimonios que superan los problemas de educación de los hijos logren una unión firme y esto va a depender del grado de intimidad que alcancen. Ser el testigo íntimo de la vida de otra persona se aprecia a lo largo del tiempo y una pareja con el tiempo habrá de haber superado los problemas de los hijos, la infidelidad de uno o de los dos, la muerte de los padres, la lucha de los hijos cuando crecen.
Si bien es cierto que muchos de los cónyuges ponen punto final a su relación cuando uno tiene una aventura, otros no, pues muchos piensan que su unión es muy especial, aunque tengan relaciones extramatrimoniales. Además como muchos inician su vida sexual antes de casarse se espera que puedan estar en una relación monógama después de la boda. Todos tenemos tentaciones, actualmente los hombres y las mujeres tenemos las mismas posibilidades de ser infieles. Pero la infidelidad no siempre conduce al divorcio o a una amargura permanente, no siempre es cuestión de sexo una relación matrimonial y muchas veces una relación extramatrimonial une a la pareja después del evento.
Cómo nos relacionamos con los hombres? A partir de nuestra relación con nuestra madre….